Thursday, May 20, 2010

Amargura mil, weyes.


Tonta hoja en blanco. Tonto blog que no se actualiza solo. Tontos libros. Tontas tareas. Tonta ñoñez. Tontos DVDs que se acumulan en el escritorio. Tonto Tuíter. Tontos todos, por su culpa no he blogueado y ahora me siento culpable porque ahora me siento OBLIGADO a escribir sobre un chingamadral (jiji chingamadral jiji) de temas, anécdotas cotorronas, ñoñeces, ya saben.
Podrán (o no podrán, ¡jo!) haberse dado cuenta que no he posteado en siglos y siglos de siglos de siglos de siglos. Seguro les tiene sin cuidado, pero pos a mí no, compas. Yo ando re preocupado porque si no posteo, entonces ¿qué carajos estoy haciendo con mi vida? A ver, díganme, ¿qué? Debería tener una buena excusa, debería de venir a contarles una historia cagada de algo que me ha tenido muy ocupado y entonces entenderían y dirían algo como: "Oh vaya, ese muchacho, tan ingenioso, tan gracioso y simpático que no me importa que me haya privado de su encantos y hermosas palabras".
Pues no, fíjensen.
Vengo a compartirles unas cucharaditas de mi amargura adolescente, tan estúpida y genérica.
Ahora que lo pienso es una manera babosa y fácil de regresar al blog, llegar y decir "oh soy adolescente y sufro, todos mírenme, tengo 15 años y me siento incomprendido, weeeeeys".
Ámenme.

  • Justo hoy falta un día, una semana y un mes para que termine el ciclo escolar. Y mi secundaria. Y me despida de varios de mis compañeritos para siempre.
De un algún modo muy abstracto –pero mucho, güeys, como pinche cuadro de Jackson Pollock- es triste, no porque los vaya a extrañar ni porque quiera que se queden conmigo para siempre y compartamos nuestra inadaptación adolescente y así, o me caigan bien o porque "recordaré aquellos momentos que pasamos juntos como los mejores de mi vida, we".
NO.
Me acostumbré a verlos, a burlarme de ellos porque son babosos, a odiarlos con locura, a que les caiga mal por mamón y que me caigan mal por estúpidos.
*Suspiro*.
También se van varios amiguitos, de ellos sí me pongo triste y chillo muy adentro de mí, pero no me pondré cursi aquí porque eso taaaaaan poco "adolescente atormentado" que mejor sigo dándoles tantito de mi amargura. ¡Ajúa!



  • Por alguna razón ya todo me vale madres, llego de malas a la escuela, no hago tarea y mis compañeritos me caen más mal que nunca. Trato de hacer que no se note, pero invariablemente termino viéndome como el amargado que los ve feo, no se ríe de sus chistes y escapa de sus pláticas de repente, el que los critica por su mala ortografía, no les pasa la tarea y no les ayuda cuando no entienden. Ni sé porque lo hago, para chingar, me imagino. Además de que ya exenté todas mis materias (menos una, pero qué les importa) ñoño win, adolescente atormentado fail.

     

  • Para empeorar la cosa del adolescente incomprendido ahora mi entrenadora de natación me dijo que es probable que se vaya a trabajar a otro lugar. Lloró. Me dio ternura (*me cacheteo, "recuerda, los adolescentes incomprendidos no sienten ternura") y la abracé, la quiero, goeis. Es una relación bien rara, sólo nos vemos tres horas a la semana y sin embargo (joder, qué expresión tan apta para un adolescente pretencioso, me amo) sabemos demasiado del otro, ella me cuenta de su novio y yo de mis patéticas aventuras de púber, me habla de su sobrino, sus vecinos que le caen re mal, su tesis que no puede terminar, sus años de cuando era campeona nacional, la frustración de no haber ganado el nacional. Yo le hablo de cosas ñoñas, le cuento mis aventuras en los festivales de cine, criticamos a mis otros compañeritos y le digo que me mande saludar a sus papás, su novio, la familia de su novio que vive en Tabasco, sus vecinos que le estacionan el carro enfrente de su entrada, su sobrino de 4 años, etcétera. Si se va me cae de a madres que sí chillo.
  • Estoy a punto de cumplir dieciséis, me preocupa, dejaré de ser "el güey que tiene 15 años" a ser uno de los tantos dieciseiseañeros (ni siquiera hay una palabra pa' los que tienen dieciséis, ¡¿qué clase de edad es esa?!) que tuitea y bloguea y se siente atormentado, incomprendido y escribe poemas diamorr y su infelicidad y dice "oh, odio a todos, porque oh, mi mente es única y todos son comunes, oh, estoy rodeado de mentes comunes, oh, sufro, sufro, sufro y escribo poemas" en su blog. ¿Me va a pasar? ¿Me seguirán queriendo? ¿Me quieren? ¿Les gusta mi nuevo corte de pelo?

Despídome, báis.