Friday, September 03, 2010

¡Hola soy Saúl, soy ñoño y posteo mi tarea que sacó 10!

Primera tarea de mi hermosa materia Taller de Lectura y Redacción e Iniciación a la Investigación Documental I, que amo con pasión y locura. Tuvo mucho éxito entre los compañeritos y saqué 10 y me gustó y ya había escrito algo parecido en el blog y no me importa y ya. 
Me gustaría poder decir que soy el más inteligente de mis primos, que mientras mi hermana puede ser la más simpática, mi primo Luis el más deportista y mi prima Luisa la más educada, yo me pueda jactar de ser el más listo. Pero no. Porque eso sería decir una mentira, yo llego en un distante segundo lugar, atrás de mi primo Franck de 5 años. Franck es el producto de la neurosis de mi tía abuela y por lo tanto a los 5 años tiene un catálogo de poesías que puede recitar de memoria, sabe leer y escribir a la perfección (un día me entregó una carta con un dibujo donde me escribía que no fuera tan exagerado y me dibujaba ahogándome en mis propias lágrimas), además de ser el único niño de 5 años que te corrige cuando dices que el león es el rey de la selva porque sabe que eso es imposible porque los leones viven en la sabana. Franck es el niño de 5 años más jocoso y chistoso del planeta Tierra.
Cada vez es más común que Franck se quede bajo mis cuidados mientras mi mamá y mi tía salen a comer, al teatro o cada vez que mi tía se cansa de Franck. Porque estar con él y llevar su ritmo es una de las tareas más agotadoras a las que me he tenido que enfrentar, como el día que mientras hacía su tarea me contaba de lo mucho que deseaba tener 13 años, que le encantaba la sopa, me advertía que dejara de gruñar tanto con él porque dejaría de ser mi amigo, me pedía permiso para ir al baño, me cantaba una canción que acababa de inventar y me retaba a adivinar el sabor de Boing que había tomado de la cocina. Todo al mismo tiempo. Fresa, Boing de fresa.
Hace poco Franck fue a mi casa, tan pronto como azotó la puerta de mi cuarto y se arrojó a mi cama, como acostumbra, supe que su extrema afición hacia Diego Go había quedado atrás y había sido remplazada por otro personaje de caricaturas igual de chusco; su playera, su cuaderno, un mono de plástico, pero sobre todo un reloj aparatoso me lo confirmaban, todos tenían a la misma caricatura haciendo la misma pose ridícula con rayos verdes ridículos y muy luminosos a su alrededor. Me explicó que se trataba de Ben 10, un personaje que puede convertirse en 10 monstruos utilizando un reloj como el que él tenía en su muñeca. Ese día no paró de hablar de Ben 10 mientras utilizaba mi almohada como balón de futbol e incluso me obligó a ver un capítulo del programa que sólo sirvió para constatar que Ben 10 era una caricatura ridícula, pero al menos Ben 10 no obligaba a los niños a responder preguntas tontas  de manera aleatoria, Franck había hecho un paso enorme cambiando la pseudo interactividad de Diego Go por las destrucciones cool de Ben 10.
Franck no dejaba de presumir el reloj y no pude evitar pedírselo prestado y tomarme una serie de fotos con él, cada una más exagerada que la anterior. Tan pronto llegó la hora de que se fuera a su casa le di su chamarra, buscamos sus zapatos por toda la casa, tomó el tercer Boing de fresa de la noche y guardó sus cuadernos de Ben 10 en su mochila de Ben 10.
Ni Franck ni yo nos dimos cuenta de que había dejado el reloj sobre mi escritorio.
Esa noche me dormí con el reloj, un poco en broma y un poco mi inconsciente tratando de regresar a los 5 años, cuando convertirse en 10 monstruos era el sueño más grande de cualquier niño. Desperté con la muñeca roja de tanto que apretaba el reloj, lo que me hizo constatar que a los 16 es imposible convertirse en los 10 monstruos de Ben 10…