Tuesday, December 22, 2009

Sobre LA cena de navidad en casa de Saúl

Cada año, pocos días antes de la navidá, mi madre organiza un desayuno navideño entre sus amigas. Es el evento social más importante en mi casa, más que cualquier cumpleaños, reunión, día de las madres, día de la bandera, día de la secretaria, natalicio de Benito Juárez o _____ (favor de insertar su efeméride favorita). Es importantísimo pues.

La tradición nació cuando mi hermana iba en kinder y mi madre quería conocer a las madres de sus compañerillos de salón (la razón era para discutir si el método que le enseñaban a los escuincles pa' leer y escribir era el adecuado) así que envió con los chamacos una invitación para sus madres. Poco a poco fue tomando forma, la lista de ñoras invitadas se reducía a unas cuantas afortunadas, mi madre era famosa por su desayuno navideño, tan bonito, tan acogedor, tan buena anfitriona, tan navideño.

Durante esa semana la casa era una locura, todos los adornos navideños debían estar puestos, en todos los cuartos de la casa, todos los baños tenían que tener toallas, tapetes y disfraz navideño, el árbol tenía que estar lleno de esferas y luces, la sala debía tener cojines navideños, los barandales debían tener guías, tenía que haber esferas decorativas en cualquier rincón, el nacimiento tenía que tener todas las figurillas (musgo y paja incluidos), la casa tenía que vomitar navidad., nuestra casa tenía que tener más adornos de navidad que la de Santa Cló y los Santosreyes juntos.

El menú se planeaba semanas antes, la lista de invitadas era discutida por mi madre y sus amigas más cercanas, mi madre buscaba un regalo para las ñoras y hasta el tema de discusión se decidía con anterioridad.
(Bueno, está bien, estoy exagerando tantito, pero nomás tantito).

Al pasar los años el desayuno se fue modificando, pero en esencia siempre fue lo mismo: ñoras tomando mimosas viboreando sobre otras ñoras. Ah sí, no pueden ir hijos, no señor. Hasta hoy, el séptimo desayuno anual de mi madre, cambia totalmente de dirección, ahora se ha convertido en cena, con hijos y esposos. Por lo que no es un evento sólo de mi madre, sino que de toda la familia.

Ayer me tocó cambiar la sala al comedor y el comedor a la sala, porque según mi mamá hay más espacio en la sala pa' lo 40 invitados (sí, CUARENTA). Fue un trabajo tontísimo y recansador además de inútil e innecesario, nada gratificante. Así nos ha traído mi señora madre a todos, a mi hermana le ha encargado planear una actividad de decorar tarjetas de navidad y la ha hecho responsable d la música navideña. Mi señor padre se encargará del alcohol y que nadie tenga un vaso vacío, no señor. Yo soy un burro de carga y mi mamá la gran supervisora.

¿Han escuchado ese dicho tan sabio, perfecto, gracioso y real que dice: sube el piano, baja el piano? Es justo como me sentí ayer... después de bajar el piano y que mi mamá decidiera que mejor el comedor se quedara en el comedor y la sala en la sala.

Grr.

1 comment:

Ivan Brown said...

xDD siempre logras sacarme unas carcajadas.

ojala que subir y bajar el piano valga la pena y les salga todo bien ;)

que tengas feliz navidad.