1955, Nueva York. En el número 115 de la calle Revolutionary (Revolutionary Road) habitan los Wheeler. Frank (DiCaprio) y April (Winslet) son vistos como la pareja perfecta de los suburbios, pero sus sueños y aspiraciones van más allá. Frank que trabaja en una empresa al estilo de IBM cree destacar de la multitud y April siempre quiso ser actriz. Cansados de la rutina, la mediocridad y con un matrimonio que se hunde a causa de sus constantes fracasos, April, en un acto desesperado por salvar su matrimonio le propone a Frank mudarse a Paris, el “único lugar donde la gente esta realmente viva”. En sus planes ella trabajaría como secretaria y el tendría tiempo para buscar su verdadera vocación. Tanto el matrimonio de los Wheeler como el sueño de April se irán destrozando poco a poco, destapando sus miedos, rabia y su nueva visión ante la vida.
“Revolutionary Road” tiene una manufactura excelente, dirigida por Sam Mendes, quien nos demuestra con su dirección tan fluida que es uno de los mejores cineastas estadounidenses contemporáneos. El trabajo del cast es sublime, protagonizada por Kate Winslet definitivamente la mejor actriz de su generación y Leonardo DiCaprio, que esta altura de Robert DeNiro, Jack Nicholson o (me atrevo a decir) Marlon Brando, con Kathy Bates como Helen Givings la vecina y vendedora de bienes raíces, el estereotipo de una mujer de los 50s (¿alguien recuerda una película donde no actué bien esta señora?) y un Micheal Shannon que se lleva la película como el “loco-esquizofrénico” que parece ser el único que entiende y puede ver a los “verdaderos” Wheeler. El guion, basado en una novela de 1961 puede llegar a parecer poco natural y algo mal adaptado, haciendo que los actores digan párrafos enteros de diálogos, más tiene una calidad impresionante. La fotografía de Roger Deakins es simplemente perfecta y claro podría seguir con la dirección de arte, vestuario o música, pero ya me dio sueño.
Revolutionary Road 3.5/5
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