Wednesday, January 06, 2010

De los Santosreyesmagos.

No está bien visto que un infante duerma el 5 de enero, ni que no haga su carta de reyes, ni que no suelte un globito en la azotea de su casa, ni que se despierte después de las 7 a eme un 6 de enero. No señor.

Yo creía eso hace mucho tiempo, ponía mi zapato en el árbol, me emocionaba harto, no dormía de la emoción, repasaba mi lista miles de veces, me quedaba pegado al canal 5, atento a los comerciales de juguetes, pasaba muchísimo tiempo haciendo mi carta de reyes pues pensaba que entre más bonita me quedara más cosas me traerían los reyes.



Pero en algún momento de mi infancia, como a los 7 años, se me ocurrió pensar en los Reyes Magos en serio, ¿quiénes eran esos señores? ¿por qué daban regalos? ¿les daban a todos los niños o sólo a los que creíamos en el niñodios y la virgenmaría y los pastorcillos que fueron a Belén? ¿cómo le hacían para comprar tantos regalos? ¿cómo juntaban el dinero? ¿a qué se dedicaban? ¿qué hacían el resto del año? ¿cómo podían estar en todas partes, en todos los lugares, con todos los niños? ¿qué no dormían ese día? ¿cómo no se cansaban? ¿por qué nunca había visto en la calle que pasara el elefante, el camello y el burro (sé era un burro, ¿no?)?

Y entonces lo supe.

Los Reyes Magos eran una mentira.

Una gran mentira.

No me sentí decepcionado, ni triste, ni enojado. Nomás un poco engañado, porque si algo odiaba a esa edad era que no me dijeran la verdad, lo detestaba, como cualquier niño de 7 años que se respete.

Entonces idee un plan maestro: boicotear a mis padres con los Reyes Magos.

Y es que ellos se creían muy listos y nos preguntaban qué íbamos a querer de Reyes desde octubre, entonces decidí no decirles nada. Quedarme callado.

Mamá: ¿Y qué van a querer de Reyes, niños?

(Mi hermana le cuenta emocionadísima.)

Mamá: ¿Y tú Saúl?

Saúl: Los Reyes ya saben y no te preocupes porque sí me lo van a traer.

Mamá: ¿Y qué es?

Saúl: No te puedo decir porque quiero que sea sorpresa, pero en serio no te preocupes mamá porque ellos seguro saben lo que quiero y seguro me lo traen.

(Silencio.)

Había ganado una batalla.

Mi madre se creyó muy lista y le dijo a mis tíos que me preguntaran. Pero yo también era bien listo y tampoco les dije. Tenía que comprobar eso de que si los Reyes existían o no.

Y zas.

No me trajeron lo que quería (no me acuerdo que era, pero seguramente era algo padrísimo y así), la prueba fehaciente de que los santosreyesmagos eran pura habladuría de padres.

Al siguiente año ya puse carta, me desperté a las 3 de la mañana a ver si mis papas (o sea "los reyesmagos", guiño guiño) habían dejado lo que les había pedido (creo que era un GameCube), me llevé una sorpresota. Bajé a la sala y vi a mi mamá inflando un sillón inflable que "los reyes" (o sea los papás, guiño guiño) nos habían traído a mi hermana y a mí. Mi mamá se puso nerviosísima, empezó a tartamudear cosas sin sentido y al final me dijo.

"Si un niño ve sus regalos de reyes antes de las 6 de la mañana al año siguiente no le traen nada y todos los regalos desaparecen."

Muy asustado me fui a dormir.

Al año siguiente encontré el lugar donde escondían los regalos. Hice una inspección completa de la casa, desde las cajuelas de los carros, adentro de la lavadora, en todos los closets, cajas de mudanza y estaban en un pequeño closet donde guardan pintura y herramientas y tijeras pa' cortar el 0.00000001 m2 que tenemos de jardín y esas cosas. Supe que eran los regalos de reyes de inmediato, ahí estaba el CD de Alex Ubago que yo tanto deseaba a los 9 años y juegos de mesa y chocolates y hasta ese muñeco que decía nacadas cada vez que le apretabas un botón.

Lo primero que hice fue enseñarle a mi hermana de 6 años mi gran descubrimiento, estaba yo muy orgulloso, había burlado a las medidas preventivas de mis padres y había encontrado los regalos. Qué felicidad.

Mi hermana y yo no dijimos nada ese año ni el siguiente pero entonces una mañana de verano, dos años después, mientras desayunábamos en un Vips después de ir a misa (bonita tradición familiar ahora perdida), hubo un dialogo parecido a éste:

Mamá: Niños, les tenemos que decir algo. Los reyesmagos no existen.

Yo (sin levantar la vista de mi omelette): Ah ya sabíamos mamá, desde hace 2 años, hasta sabemos dónde esconden los regalos.

Mamá: ¡¿QUÉ?¡

Yo: Ay, es que son bien obvios.

Mamá: L

Qué descaro el de mi madre, el de decirnos que los reyes no existían en un Vips, cuando no era ni época navideña (fue en agosto según recuerdo) y cuando mi hermana tenía 9 años. Nueve, por el amor de dios, era una pequeñísima persona.

Y ahí lo supe, había ganado la guerra.
A ver cuándo se les ocurría volver a engañarme...

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