Thursday, September 17, 2009

De la dermatóloga mal plan…

¿Alguien además de su servilleta vi el capítulo de la Rosa de Guadalupe de hoy?

Nah… lo más seguro es que digan que no pero yo sé que lo vieron, no me engañarán. Es más, han de tener abierto el Yutuf en el capítulo de los emos (no se hagan que no saben cual es) y viéndolo una y otra vez. Well, a least I am.

Al grano Saúl, al grano, el capitulo de hoy se trató de una mindless púber que le sale un grano en la nariz el día de su cumpleaños y después tiene un ataque incontrolable de granos y se deprime por los granos y sus mindless compañerillos púberes se burlan de ella por sus granos y se pone pasta de dientes en sus granos y su mamá le compra jabones en el tianguis pa' curar sus granos y se le infecta la cara y va con el dermatólogo y… ALTO.

¿Dermatólogo?

Mmmm… (flashback, Saúl empieza a alucinar y a patalear, PAREN EL DOLOR, PARENLO, PAREN).

(Saúl comienza a narrar una historia con la voz entrecortada, está al borde de los sollozos)

Todo empezó con un caso grave de acné de mi hermana, mi madre, consternada porque su hija tenía unos cuantos granos en la cara decidió buscarle un dermatólogo. Esa misma semana mi eficiente madre encontró a una dermatóloga y decidió llevar también a su hijo, que tenía nomás uno que otro grano en su bella cara (y era feliz con ellos).

La dermatóloga era una 'ñora chaparra y tenía un aspecto nerviosísimo, como si la fuéramos a asaltar. La dermatóloga hizo varias preguntas para llenar un historial médico, después de regañar a Saúl porque le gustaban los Chokocrispis y poner en duda su palabra cuando él afirmó no tomar ni gota de alcohol se dispuso a revisar sus granos.

La ´ñora determinó que la hermana de Saúl sufría de un caso moderado/grave de acné mientras que Saúl solo tenía un caso leve, MUY leve. No obstante le recetó unas cremas que acabarían con esos granos.

Saúl comenzó a utilizar esas cremas, todo iba bien, se las ponía por las noches y las mañanas, evitaba exponerse al sol y poco a poco los granos fueron desapareciendo.

Pero no vivimos en un mundo color de rosa, no señor.

A las 2 semanas Saúl se puso su crema y la cara le empezó a arder, la piel le quemaba, sentía un dolor HO-RRI-BLE, ESPANTOZO.

El dolor duró unos cuantos minutos. Saúl pensó que jamás volvería a sentir dolor y que probablemente se debía a que se puso demasiada crema. Saúl era MUY estúpido en ese entonces.

El dolor regresó, pero no solo cuando se ponía la crema, oh no. El dolor estaba allí cuando Saúl se bañaba, se dormía, le soplaba tantito aire, sudaba, le caía algo en la cara, se tocaba la cara, cuando se ponía loción, cuando le daba el Sol, cuando la brisa de las bellas mañanas de febrero rozaban su bello cutis… el dolor estaba allí SIEMPRE, SIEMPRE.

Saúl suspendió el tratamiento y a la siguiente cita con la dermatóloga la ´ñora le dijo (en pocas palabras) que era una nena por andarse quejando y que la dosis que le había dado era mínima, MI-NI-MA.

La 'ñora, muy enojada, se dispuso entonces a probar un método de tortura con Saúl.

Deshacerse de los pocos (y queridos) granos que Saúl tenía en la cara con una maquina del diablo (porque si no es del diablo no sé de qué más podrá ser).

Lo recostó y le sacó los granos, Saúl empezó a llorar del dolor (verídico) y su hermana al entrar al lugar donde Saúl se encontraba exclamó con temor: Hermano, ¿por qué tienes sangre en tu cara?

Y entonces lloró más.

Saúl jamás regresó con la dermatóloga y ahora ama más a sus granos que antes.

1 comment:

---___--- said...

mas vale unos buenos granos no??


que cargar con el suplicio de quitarlos



saludos!